Las despedidas siempre son jodidas. Especialmente, si lo dejas con el amor de tu vida, después de 24 años juntos. Xavi Hernández puso punto y final a su etapa como jugador del Barça en 2015, después de ingresar en las categorías inferiores del club en 1991 con tan solo once años. Salió del club club en 2015 como un auténtica leyenda y con la esperanza e ilusión de regresar como entrenador en un futuro próximo.
Debutó con el primer equipo en agosto de 1998 y se estrenó como goleador en aquel mismo partido: frente al Mallorca en la ida de la Supercopa de España. Desde entonces, fue asentándose en el centro del campo hasta lograr unos registros de otro planeta: 17 temporadas en el primer equipo, 767 partidos, 85 goles, 185 asistencias y 25 títulos.
Los inicios no fueron nada fáciles y pasó de ser el relevo de Guardiola en el centro del camp culé a estar cerca de salir del Barça. Con la Eurocopa de 2008 y la llegada del de Santpedor, ya como técnico, su reconversión y paso adelante en la medular le llevaron a convertirse en uno de los mejores centrocampistas de la historia del fútbol. Junto a Iniesta y Busquets formó una sala de máquinas de ensueño.
Fue el director de orquesta del mejor equipo de fútbol que se ha visto. Su dominio del terreno de juego, habilidad con el balón en los pies, inteligencia, posicionamiento y capacidad de filtrar balones por donde el resto de mortales no podrían ni vislumbrar un mínimo hueco le elevaron a la máxima categoría como futbolista.
Estuvo a punto de salir del Camp Nou en 2014, tras el año gris con el ‘Tata’ Martino en el banquillo, pero apostó por seguir una temporada más con Luis Enrique al cargo. Y qué gran elección. A pesar de tener un rol más secundario, tras la llegada de Rakitic para ocupar su puesto, tuvo un papel esencial en la plantilla y acabó siendo el capitán que levantó el segundo triplete de la historia del club. Salió por la puerta grande.
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SPORT se hizo eco de la noticia de su ‘adiós’, con una portada en la que titulaba ‘Se va el más grande’. Un par de días después, el Barça disputó su último encuentro frente a la afición culé ya con la Liga ganada y a expensas de disputar la final de la Copa y de la Champions. El partido sirvió para rendir homenaje al egarense. No fue una despedida, fue un ‘hasta luego’: en noviembre de 2020 asumió las riendas del primer equipo, tras la destitución de Ronald Koeman como entrenador; cargo que sigue ocupando a día de hoy.
