Un tifo espectacular, sostenido por centenares de barcelonistas, fue desplegado en la grada de San Mamés. ‘Movem el món’, rezaba. Y así lo han hecho. Una vez más, el primer equipo profesional femenino del FC Barcelona ha escrito un capítulo maravilloso de su aún más maravillosa historia y ha multiplicado el orgullo que siente el barcelonismo por ellas.
Son únicas e irrepetibles. Desde las más veteranas hasta esa jovencísima Vicky López que, en el banquillo, cruzaba los dedos allá por el minuto 80. No fue cuestión de suerte. Fue la madurez y el oficio ya adquirido por un grupo de jugadoras que son las mejores del mundo y doblegaron a su bestia negra con esfuerzo y talento. Creyéndoselo.
El curriculum de algunas de ellas es mareante y la vida ha querido recompensarlas con un guion casi perfecto, escrito en San Mamés ante 50.827 espectadores, récord de asistencia en una final de la UWCL. Cuarenta mil de ellos, culers. Los que se han desplazado en masa para apoyarlas, para animarlas, para asistirlas, para recibirlas y para amarlas por lo que son y por todo lo que les dan.
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Movieron el mundo y le dieron la vuelta. Más allá de la excelencia de jugadoras como Alexia, Aitana, Patri o Mariona, por mencionar a algunas, la revolución que han abanderado traspasa la grada y rebasa los márgenes del fútbol. La representación de este movimiento la vimos en las calles, donde muchos hombres lucían camisetas del Barça con nombres de jugadoras. Donde familias enteras compartían idéntica ilusión. Donde detectabas claramente el cambio de era y la vuelta que le han dado al calcetín de siempre. Mueven el mundo a un ritmo preciso y precioso. Honor y gloria para ellas.