No hay palabras para describir este equipo. El adjectivo ‘históricas’ se queda corto, porque es una tras otra. El Barça confirmó en Bilbao que a la tercera va la vencida y derrotó, por fin, al Lyon gracias a los goles de Aitana y Alexia -tenían que ser ellas, las mejores de la historia del club- en el segundo tiempo. La tercera Champions para las culés y un póquer histórico para cerrar una temporada inmejorable.
[–>Increíble era el ambiente en San Mamés, que recordaba más al Camp Nou que a la Catedral del fútbol, siempre tan elegante. Una marea azulgrana inundó el estadio, con un tifo con el lema ‘Movem el món’ en el gol. 50.827 aficionados registraron un nuevo récord de asistencia en una final de la Champions femenina.
No quiso arriesgar Jonatan Giráldez con la alineación, pero sí presentó una novedad algo sorprendente: Ona Batlle arrancaba en el banquillo, por primera vez en una gran cita. Apostó el vigués por Rolfö de lateral y por Bronze en la derecha. El resto, su clásico once de gala de esta temporada.
Ni rastro de Turín
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“Ganas, ilusión y confianza”, decían las futbolistas azulgranas en los días previos a la final. Y así saltaron al césped de San Mamés. No quedaba ni rastro del Barça que se hizo pequeño en Turín ante su bestia negra. El equipo salió seguro, con las ideas claras y concentrado. Eso sí, se llevó un susto que finalmente quedó en nada cuando Paredes tuvo que ser atendida por una dura entrada de Dumornay.
Un remate falto de potencia de Salma tras centro de Graham, después de una jugada individual brillante, fue la ocasión más clara para el Barça en los compases iniciales y luego la tuvo Patri. La sacó Bacha bajo palos. El Lyon avisó de su peligro con dos remates a la madera, uno de Bronze, desde su propia área, y otro de Renard.
Calma y paciencia
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Con paciencia, tocaba el Barça desde atrás y hacía circular el balón a su antojo. El papel de Walsh fue clave en las recuperaciones y la inglesa se apoyó en Patri en un doble pivote durante muchos momentos. La ayuda de todo el equipo en las tareas defensivas fue crucial para minimizar el peligro del Lyon, que hace mucho daño con muy poco.
Olía el Barça el gol, porque llegaba con cierta facilidad, pero tenía dificultad en el remate, con pocas jugadoras proactivas en esa zona. Faltaba una ‘killer’ en el área. Damaris tuvo una oportunidad de oro que frustró Cata, imperial, pero el partido estaba tan abierto que todo podía pasar.
Aitana y Alexia, tenían que ser ellas
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Mientras se preparaba Ona Batlle para entrar, llegó el ansiado gol. Fue obra de Aitana, que había hecho levantar la grada con sus regates y que finalmente obtuvo su premio. Un disparo potentísimo con la zurda que chocó en Gilles y acabó entrando. Todo San Mamés coreó el nombre de la ’14’, que lo celebró con un beso al escudo.
Tuvo el Barça opciones para hacer el segundo -una muy clara de Graham tras una pared con Salma- y resistió con inteligencia para evitar el tanto del Lyon, aunque Diani tuvo dos claras para empatar. Pero tenía que ser Alexia Putellas, en el último minuto del añadido, la que sentenciase la final. Un golazo con el corazón y una celebración a la altura del momento.
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Una tarde para la historia en un escenario ideal para confirmar que, aunque a algunos les pese, hay un cambio de dinastía y que el Barça es el mejor equipo del mundo. Felicidades, campeonas