Milagros Tolón, delegada del Gobierno en Castilla-La Mancha, salía este martes a una rueda de prensa para dar detalles, los que el secreto de sumario le permitía, sobre la detención de un joven de 20 años por el asesinato confeso de Mateo, de 11, el domingo en la localidad toledana de Mocejón mientras jugaba a fútbol con sus amigos. La representante gubernativa hizo un inciso durante el discurso para dedicar un llamamiento “a todos aquellos que aprovechan la desgracia humana, como es en este caso la muerte de un niño para soltar todos sus odios en las redes sociales“.
Desde hace dos días, estas plataformas, decía la delegada del Gobierno, se han convertido en un “vertedero de inmundicia” en el que sectores ultra han tratado de acusar, culpabilizar e insinuar que quienes tenían la responsabilidad de la muerte del niño no eran otros que migrantes que acababan de llegar al municipio de escasos 5.000 habitantes. E incluso han arremetido contra el portavoz de la familia, Asell Sánchez-Vicente, periodista de la cadena de televisión de los obispos, Trece. Este informador ha estado al frente de programas como Misioneros por el Mundo o Solidarios por un bien común.
El suceso “ha sido más doloroso por quienes han sembrado en las redes esos bulos señalando, sin ni siquiera tener el dato al que agarrarnos o incluso atacando al portavoz de la familia. ¿Se puede ser más cruel o más miserable?“, se preguntaba Tolón. Sánchez-Vicente habló el lunes por la mañana con los medios de comunicación, horas después de que el eurodiputado de extrema derecha Alvise Pérez escribiese el siguiente tuit: “Los vecinos de Mocejón: ‘El pasado lunes 5 de agosto llegaron al pueblo 50 africanos en un autobús que los dejó en el Hotel Pattaya. Somos menos de 5.000 personas y vivíamos tranquilos. Ahora hay violaciones, robos y el asesinato de este niño de 10 años’. Medios vs. Realidad”.
Ante el intento de responsabilizar a quienes se ha demostrado que no han tenido nada que ver en el crimen, incluso antes de que se conociesen más datos sobre el caso, Asell Sánchez-Vicente se dirigió a la audiencia y dijo lo siguiente: “Desde la familia no queremos que se criminalice a nadie. Se está hablando de los chicos migrantes que han venido al hotel. Son personas tranquilas, están haciendo su vida. No hay noticias de que tengan nada que ver con esto, ni con ningún tipo de persona por su raza o por su ideología”.
[–>Esas declaraciones se convirtieron en la gasolina que quienes expanden el discurso del odio en redes sociales necesitaban para prender su fuego y señalar a un culpable. Cuentas anónimas compartieron el siguiente mensaje: “El familiar de Mateo, el niño asesinado en Moncejón, que como portavoz ha afirmado ‘evitemos criminalizar a alguien por su origen étnico’, fue concejal del PP desde 2011 a 2015 y mantiene vínculos a día de hoy con el partido que colaboró en el reparto de menas” o “empieza a ser todo demasiado turbio, no me gusta un pelo el portavoz y vete tú a saber si nos enteramos alguna vez de lo que ha pasado”.
El investigador sobre discursos de odio racistas hacia los migrantes y refugiados de la Universidad de Salamanca (USAL) Javier J. Amores recuerda que “hay que entender que el discurso de odio racista y xenófobo se expande frecuentemente aprovechándose de sucesos controvertidos y de la propagación de bulos, mediante la amplificación de narrativas que alimentan prejuicios y miedos preexistentes en la sociedad”.
“Que ciertas personas influyentes, figuras públicas, particularmente líderes de movimientos ultraconservadores, den voz o sean a menudo la voz principal que propaga esos bulos y esos discursos de odio en sus plataformas sociales, ayuda a legitimar y a normalizar y naturalizar estas narrativas, otorgan credibilidad a ideas que de otro modo podrían ser marginalizadas”, incide este investigador postdoctoral del Departamento de Sociología y Comunicación de la USAL.
“Ayer fue duro”
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Los mensajes no han quedado ahí. Según ha trasladado el propio portavoz de la familia a EL PERIÓDICO DE ESPAÑA, “ayer fue duro, me amenazaron de muerte”. El periodista ha declarado a este diario que se plantea denunciar a sus agresores y que lo está “viendo con un amigo policía”.
[–>Bots de extrema derecha han compartido fotografías de la cuenta personal de Instagram del periodista de Trece e imágenes generadas con inteligencia artificial de Sánchez-Vicente con niños africanos durante sus viajes para grabar sus programas de televisión. “Hay gente que tiene merecido todo lo que le pase”, escribía un usuario de X, antigua Twitter.
Asell Sánchez-Vicente, en una conversación con Pilar Cisneros, directora del programa de La Tarde de la Cadena Cope, se rompió narrando lo que estaba viviendo: “Ha sido horrible, Pilar. Yo lo he hecho por el cariño que tengo a mi familia y estoy recibiendo críticas en redes sociales y me están atacando, me están marcando, me están investigando“.
El portavoz de la familia agradeció ayer en un tuit “todo el apoyo”. Aclaró que “lo único que hice fue pedir respeto y no criminalizar a nadie por su raza. Teníamos información que no podíamos dar. Es una situación muy triste, lo único que importa es el asesinato de Mateo”. “Queremos justicia, no venganza”, zanjó.
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Discursos de odio
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El delito de odio es una infracción penal que emana de los prejuicios contra una o varias personas que pertenecen a un determinado colectivo social, a los que se plantea como diferentes por razón de raza, la religión, el género, la edad, la ideología, la orientación sexual, una discapacidad, una enfermedad u otros motivos.
El delito de odio, regulado en el artículo 510 del Código Penal, puede conllevar penas conjuntas de prisión y multa, que pueden alcanzar en los supuestos más graves los 4 años de prisión.
El investigador sobre discursos de odio racistas Javier J. Amores explica que “la extrema derecha muchas veces emplea esas estrategias, usa personajes influyentes que lideran y propagan un discurso a través de bulos y de intoxicar las redes, incluso recurriendo a cuentas fantasma, cuentas paralelas, trolls y bots, que ayudan a viralizar esos discursos”.
En relación al tuit de Alvise Pérez, refleja que “no es que esas personas influyentes se sumen, sino que son los líderes; son esas personas las principales protagonistas, las responsables de la propagación del discurso de odio racista y xenófobo en redes sociales, y de los bulos y noticias falsas que expanden ese discurso”.
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Estos bulos se aprovechan “para distorsionar la realidad y generar ruido”, presentando a ciertos grupos étnicos o nacionales como “chivos expiatorios responsables de los problemas sociales, económicos o de seguridad”, dice este investigador, que basó su tesis doctoral en esta materia de estudio.
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