El grupo de derechos humanos describió los ataques como potencialmente “ilegales, indiscriminados o desproporcionados” y dijo que probablemente afectarían a los civiles del país.
Israel llevó a cabo ataques aéreos contra la ciudad yemení después de que un dron lanzado por el movimiento hutí del país, también conocido como Ansar Allah, impactara en el centro de Tel Aviv, matando a una persona.
Los hutíes, que controlan Saná y la mayor parte del norte y oeste de Yemen, han estado lanzando ataques con drones contra Israel en respuesta a su actual campaña militar contra los palestinos en la Franja de Gaza.
“Las violaciones graves de las leyes de la guerra cometidas intencionalmente, es decir, de forma deliberada o imprudente, son crímenes de guerra”, añadió HRW.
Los ataques israelíes alcanzaron dos docenas de tanques de almacenamiento de petróleo y dos grúas de transporte, así como una central eléctrica. Al menos seis personas murieron y al menos 80 personas resultaron heridas en el ataque.
Nasruddin Amer, portavoz del movimiento hutí, describió los ataques como “un acto brutal de agresión contra Yemen destinado a empeorar el sufrimiento de su pueblo y presionar a Yemen para que deje de apoyar a Gaza”.
No hay pruebas de una presencia militar hutí en el puerto.
Además de los ataques con drones, los hutíes han atacado barcos en el Mar Rojo vinculados a Israel.
Esa campaña provocó una respuesta militar de Estados Unidos y sus aliados, que lanzaron ataques aéreos contra posiciones hutíes en el país.
