Silvia P., psicopedagoga que trabaja y divulga sobre la necesidad de protección a la infancia, escribió hace tiempo en la red social X qué hacer cuando alguien sube fotografías de tus ‘peques’ a internet sin permiso. A partir de ahí, muchos contaron sus casos: madres a las que tildaron de “creídas y exageradas” por negarse a que otros mostraran las caras de sus niños en redes, la suegra que enseñaba a todo ‘kiski’ la foto del nieto…
“Se entiende que el abuelo quiera presumir de los nietos, pero hay que explicar que esas ganas de enseñar a las personas que más quieres que, precisamente por el amor que les tienes, debe estar por encima su deseo de protección”, explica a este periódico.
La primera solución es, a priori, la más sencilla: solicitar a la persona que elimine el contenido que ha subido. Para eso, es bueno indicar por qué no quieres que tu hijo o hija esté en internet y los riesgos que ves en ello. Si la otra persona se niega, se puede tirar de amenaza: o lo borran ellos, o haces que la borren.
Para lo segundo, recomienda que se solicite el borrado del contenido a la plataforma. Todas las redes sociales cuentan con formularios para realizar peticiones de eliminación de contenido de este tipo, aunque hay que armarse de paciencia: no siempre van rápidas. “A veces la repuesta tarda un poco. Twitter y TikTok son las que, en general, menos caso hacen. Meta sí parece que funciona un poco mejor aunque el respeto de menor”, indica.
[–>Una vez que se abre esta solicitud señala que la plataforma tiene un plazo máximo de un mes para darte una respuesta. Si pasado ese tiempo no responde o la respuesta que te da es insatisfactoria (no elimina el contenido) es momento de abrir reclamación ante la Agencia Española de Protección de Datos.
Consentimiento de los progenitores
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Si los abuelos, las tías, el primo o cualquier amiga de la familia quieren subir las imágenes de un menor a redes sociales, deberán contar con la aprobación de los padres o madres. Son ellos los que ostentan la patria potestad, es decir, quienes deciden sobre temas importantes del niño o la niña, entre ellos la promoción del derecho al honor, a la intimidad personal y familiary a la propia imagen, recogidos en el artículo 18 de la Constitución Española, que en materia menores tiene una especial protección, como señala Diego Solana, abogado en Cremades & Calvo-Sotelo.
Él también aboga por ir por las buenas con este tema. Si quieren recurrir a la vía judicial, hay dos normas fundamentales para eso: la Ley Orgánica 1/1982 de protección civil del derecho al honor, a la intimidad personal y familiar y a la propia imagen, que establece qué derechos fundamentales deciden los progenitores. La otra es la Ley Orgánica de protección integral a la infancia y la adolescencia frente a la violencia (LOPIVI), más conocida como Ley Rhodes, que cuenta con disposiciones específicas para la protección del derecho a la intimidad.
Si por las buenas no se consigue que borren las imágenes, y no se quiere esperar a que las plataformas lo hagan o estas no han contestado, no queda otra que presentar una demanda. “En este caso, como abogado, sugeriría que fuera con una solicitud de medidas cautelares de retirada de las imágenes de las redes sociales- Incluso se podría pedir una indemnización por daños morales por la intromisión ilegítima, si ha sido con la oposición de los progenitores, de la intimidad y el derecho de imagen de los niños”, explica el abogado.
En los casos más serios -por trato indigno-, el Ministerio Fiscal, aunque consientan los progenitores, podría acudir a los tribunales.
Cómo proteger a los y las menores
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Jorge Flores Fernández, fundador y director de PantallasAmigas desde 2004, sabe lo complicado que es conseguir que estas imágenes desaparezcan de Internet, por eso aboga por evitar subir fotografías a las redes o hacerlo de la manera más adecuada posible. “Pero si los padres no están concienciados, difícilmente lo van a estar los parientes”, señala.
Así que lo primero es empezar por cada hogar para después trasladar el mensaje a los familiares y amigos, que suelen subir estas imágenes con toda la ilusión del mundo. “No nos tenemos que sentir mal, incómoda o rara por decirlo. Queremos lo mejor [para los niños] y de forma preventiva lo comunicamos. Pero para que esto tenga sentido tenemos que ser coherentes con lo que hacemos”, apunta Flores.
¿Cómo hacer que toda la familia se conciencie? Pues podría ser con los datos de una campaña de esta organización, que cumple cuatro años en este 2024. En ella recordaban el estudio ‘Not at the dinner table: parents and children’s perspectives on family technology rules’, elaborado por las universidades de San Francisco y Michigan, señalaba que “el 56% de los padres comparte información potencialmente vergonzosa de sus hijos”. Además, el 51 % da datos con los que puede localizárseles y un 27% cuelga fotos directamente inapropiadas.
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Otro trabajo de Reino Unido revelaba que los padres habrían publicado en redes sociales un promedio de 13.000 vídeos o fotos de su hijo o hija antes de que cumpliera los 13 años. “Parecen datos coherentes con este otro informe de AVG -una firma de seguridad informática- que cifraba en el 81% el porcentaje de bebés que está en Internet antes de cumplir 6 meses. Vemos, por lo tanto, que hay motivos para llamar la atención de las familias sobre una práctica no siempre resulta tan inocua como parece”, señalaban.
Las 10 razones para el ‘sharenting’ responsable según Pantallas Amigas
- Tienes la obligación de cuidar su imagen e intimidad, no el derecho de hacer uso arbitrario de ellas. Las personas menores de edad tienen derechos que deben ser protegidos de forma especial.
- Tu hijo o hija no gana nada con la publicación de las imágenes. Aunque puede que tampoco le afecte negativamente, el saldo rara vez será positivo.
- Puede haber distintos criterios sobre qué y cómo se comparten las imágenes de los menores por parte de sus progenitores. Cuando los progenitores no forman pareja, el sharenting puede ser motivo de conflicto.
- Es posible que no seas consciente de cómo se están difundiendo esas imágenes. No siempre es fácil entender y gestionar la lógica y los cambios de gestión de privacidad de las redes sociales.
- Existen otras formas más seguras para compartir imágenes. Es necesario limitar con quién compartir la información y elegir la plataforma adecuada.
- Habitualmente se comparte más información que la que se aprecia a simple vista. Una imagen inocente puede contener detalles de contexto importantes e incluso geolocalización.
- Al compartir las imágenes con otras personas, estas pueden asumir que eso significa que las pueden publicar y que las imágenes no son tan privadas. Sin mala intención, de forma directa o indirecta, pueden expandir el alcance e incluso hacerlas públicas.
- Lo que publicas escapa de tu control para siempre. Cuando algo aparece en una pantalla, es susceptible de ser capturado y reutilizado.
- Compartir imágenes de otras personas sin su consentimiento puede ser una infracción de la normativa de protección de datos. No es un buen ejemplo para nadie, menos aún para los menores de edad.
- En ocasiones extremas puede comprometerse la seguridad de miembros de la familia. En casos de victimización de menores de edad se dan amenazas sobre terceros que pueden llegar a cumplirse.
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