El Área de la Bahía, liderada por Silicon Valley, ha sido el epicentro global de la innovación durante más de cinco décadas. Sin embargo, a medida que nos acercamos a una elección nacional crucial, algunos se preguntan si nuestra región puede seguir luchando contra la competencia de otras áreas ricas en tecnología.
La preocupación tiene cierta lógica: el aumento del trabajo remoto y el alto costo de vida en nuestra región podrían empujar a algunas empresas y talentos a trasladarse a otros lugares. Pero a pesar de los desafíos de tiempos inciertos, nuestra economía se ha mantenido dinámica y resiliente, incluso cuando a otras regiones les ha resultado difícil replicar nuestro éxito.
Para proteger esa fortaleza económica, debemos asegurarnos de que el Área de la Bahía sea el hogar de la próxima ola de tecnologías innovadoras, abordar la crisis inmobiliaria de la región y aumentar el acceso al capital para un conjunto diverso de fundadores de empresas.
Ante el próximo gran cambio que se avecina (el auge de la IA), nuestra región sigue estando en el centro de la situación. Según Crunchbase, más del 50% de toda la financiación de riesgo global para nuevas empresas relacionadas con la IA en 2023 se destinó a empresas con sede en el Área de la Bahía. Se ha creado todo un ecosistema: investigación y desarrollo de semiconductores, el desarrollo de grandes modelos lingüísticos y empresas que trabajan para integrar la IA en plataformas y productos existentes.
Más allá de la IA, queremos ser el hogar de las próximas tecnologías transformadoras: transporte totalmente autónomo, energía de fusión, robótica y redes neuronales avanzadas, computación cuántica y otras tecnologías de vanguardia.
Para hacerlo, debemos facilitar que las nuevas empresas y otras empresas se ubiquen y se expandan aquí; proporcionar energía limpia y confiable e instalaciones avanzadas para respaldar la I+D y la fabricación; evitar regulaciones y trámites burocráticos obsoletos y costosos; y evitar impuestos punitivos que pueden cambiar el cálculo de los directores ejecutivos sobre dónde ubicar la sede de sus negocios.
Nunca ganaremos la batalla por la región más barata. Por eso debemos seguir aprovechando nuestras fortalezas y apoyando políticas que fomenten la inversión. ¿Qué está en juego? Oportunidades y empleos, no solo para la tecnología sino en todas las industrias.
Mientras tanto, la vivienda asequible se encuentra en el nivel de la crisis. Necesitamos aumentar drásticamente la cantidad de unidades de vivienda en nuestra región y continuar simplificando los permisos. También deberíamos estar abiertos a ideas innovadoras como la impresión 3D de nuevas viviendas, que se ha hecho realidad en los últimos años.
Nuestras ciudades más grandes, que enfrentan tasas de desocupación comercial de hasta el 34,5%, deberían desarrollar planes para convertir el espacio de oficinas en unidades residenciales o de uso mixto. Esto puede ayudar a que nuestros centros urbanos en San José, Oakland y San Francisco se recuperen. No existe una solución milagrosa para nuestra crisis inmobiliaria: requiere un enfoque que incluya todo lo anterior.
Además, necesitamos aumentar el acceso al capital para los fundadores de empresas de diversos orígenes. Nuestra región recibe entre el 25% y el 40% de todas las inversiones de capital de riesgo del país. Es vital que Silicon Valley siga siendo un refugio para quienes lanzan nuevas empresas brindando apoyo en las etapas iniciales, fortaleciendo asociaciones con universidades y académicos líderes, fomentando el desarrollo de líderes jóvenes y conectándolos con trayectorias profesionales significativas.
Ninguna otra región ha logrado replicar la fórmula del Área de la Bahía, pero no podemos dormirnos en los laureles. A medida que se acercan las elecciones, los líderes de los sectores público y privado deben trabajar juntos para garantizar que nuestra región siga siendo el principal centro mundial de innovación.
Ahmad Thomas es el director ejecutivo de Silicon Valley Leadership Group.