La crisis venezolana acaba de ofrecer un nuevo capítulo que seguramente tendrá secuelas. El presidente brasileño, Luiz Inacio Lula da Silva, adoptó públicamente la sugerencia de su asesor en asuntos internacionales, Celso Amorim, de persuadir al Palacio de Miraflores de la realización de nuevos comicios en ese país para salir del laberinto político derivado del rechazo interno y. externo a la proclamación oficial del triunfo en las urnas de Nicolás Maduro.
“A Maduro todavía le quedan seis meses de mandato. Es el presidente independientemente de las elecciones. Si tiene buen sentido, podría convocar al pueblo de Venezuela, tal vez incluso convocar nuevas elecciones, crear un comité electoral y permitir que observadores de todo el mundo realicen un seguimiento”, dijo Lula. Su conversación de horas atrás con Gustavo Petro ha encontrado una traducción política en la red social X. El mandatario colombiano hizo un enfático pronunciamiento de la misma naturaleza en la red, que también compromete a Estados Unidos: “Levantamiento de todas las sanciones contra Venezuela. Amnistía general nacional e internacional. Garantías totales a la acción política. Gobierno de cohabitación transitorio. Nuevas elecciones libres”. Joe Biden reaccionó en principio positivamente a esa recomendación. “Apoyo”, dijo de manera escueta. Amorim informó incluso que espera que Lula discuta este asunto con el mandatario norteamericano en las próximas horas. Sin embargo, pocas horas después la Casa Blanca pareció corregir su posición. “El presidente se refería a lo absurdo de que Maduro y sus representantes no hayan sido honestos sobre las elecciones del 28 de julio. Estados Unidos pide de nuevo que se respete la voluntad del pueblo venezolano y que se inicien conversaciones sobre una transición de vuelta a las normas democráticas”, dijo un portavoz.
Más allá de las confusiones provenientes de Washington, Pablo Iglesias, el exlíder de Podemos y exvicepresidente del Gobierno español, se ha sumado a la solicitud de Lula y Petro ante las “dudas legítimas” sobre la limpieza del proceso electoral. En ese sentido, estimó “razonable” la posición asumida por Lula y Petro, sin por ello darle crédito a las actas que el antimadurismo publicó en una web y que le dan la victoria a su candidato, Edmundo González Urrutia.
El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, sin embargo, dijo este jueves que no ve “prudente” pedir ahora nuevas elecciones en Venezuela. “Vamos a ver qué resuelve el tribunal (electoral), es que no creo que sea prudente el que nosotros de afuera, un gobierno extranjero, sea quien sea, opinemos sobre algo que corresponde resolver a los venezolanos”, declaró el mandatario mexicano en su conferencia de prensa matutina.
Para el Gobierno venezolano esa proposición roza lo inaceptable porque sería, en un punto, reconocer la falta de legitimidad de la contienda del 28 de julio. “No vamos a repetir resultados de nada. ¿Cuál segunda vuelta? Señores, no se metan en los asuntos de Venezuela que les vamos a responder”, dijo Diosdado Cabello, el principal dirigente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV).
Corina Machado, la líder de la oposición, encontró un momento de coincidencia con Cabello, convencida de que el triunfo en los comicios del 28 de julio le pertenece a González Urrutia. “Si vamos a una segunda (elección) y no le gusta el resultado a Maduro, ¿qué hacemos, vamos a una tercera, y después a una cuarta o una quinta? Nosotros fuimos a unas elecciones con las reglas de la tiranía pese a las críticas de muchos y ganamos”-
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El “Plan B” de Lula
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Contra toda previsión, el mandatario brasileño esbozó otra posible hoja de ruta frente a las dificultades. “Hay varias salidas, un Gobierno de coalición, un acuerdo”, dijo y puso como ejemplo su propia experiencia para derrotar a la ultraderecha en octubre de 2022 y la necesidad de ampliar el frente contra Jair Bolsonaro. “Mucha gente no me votó y yo metí a todo el mundo en el Gobierno (…) No quiero comportarme de forma apasionada y precipitada, quiero resultados”.
Movilizaciones
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Los planteamientos públicos anteceden a una nueva ola de manifestaciones en distintas ciudades venezolanas tanto del oficialismo como la oposición. Las calles de distintas ciudades venezolanas vuelverán a poner en escena el conflicto interno en condiciones políticas diferentes a partir de las consideraciones de Lula y Petro. Antes que ellos, el comité de expertos de la ONU y el Centro Carter habían cuestionado seriamente los resultados del Consejo Nacional Electoral (CNE) que consagraron a Maduro. “Pretenden desconocer tu voluntad, por eso, este sábado vamos a tomar las calles de nuevo. Confía, esta vez es distinto porque somos distintos. Gritemos juntos para que el mundo reconozca nuestra victoria”, dijo la líder opositora, María Corina Machado, al llamar a manifestarse.
Cabello a Corina Machado: “Búsquenos, que los vamos a joder. Interprétenlo como ustedes quieran, pero aquí se acabó la mamadera de gallo”
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Números de la discordia
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El CNE dice haber sufrido un ataque cibernético el 28 de julio y esa es la razón por la que no ha publicado los resultados desagregados de los comicios. Esa es una de las principales impugnaciones de los expertos de la ONU y el Centro Carter. Según estos observadores, no se han encontrado indicios fehacientes de un hackeo del sistema informático del organismo electoral. La Plataforma Democrática Unitaria (PUD) asegura contar con el 83,5% de las actas que le asignan a González Urrutia más del 60% de los votos, una cifra que sus rivales descalifican de plano. Maduro presentó un recurso ante el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), un histórico aliado del Palacio de Miraflores, para que dirima la cuestión. La principal instancia judicial debe dar su última palabra sobre las elecciones en breve. El TSJ ha declarado a González Urrutia en desacato por no haber presentado la documentación a partir de la cual la PUD acredita su triunfo.
La marcha del madurismo
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Fue el propio Cabello el responsable de anunciar la manifestación sabatina del PSUV. El partido gobernante no quiere que la oposición sea la única dueña de las calles. Su principal autoridad partidaria anunció algo más que una manifestación de apoyo al cuestionado Maduro. Lo que se busca este sábado es directamente “celebrar la victoria de la revolución bolivariana”, una manera elusiva de referirse a las elecciones. “Vamos a marchar en toda Venezuela”, dijo en su programa televisivo semanal ´Con el mazo dando`.
Cabello suele expresar la voz más estridente del PSUV. Su aire pendenciero se hace más notorio frente a las cámaras. La calle, suele insistir, le pertenece a los bolivarianos. Mirando fijo a los televidentes, pero como si tuviera delante de sus ojos a la misma Machado, añadió: “búsquenos que los vamos a joder, interprétenlo como ustedes quieran, pero aquí se acabó la mamadera de gallo (broma), asuman su responsabilidad que nosotros asumimos la nuestra”.
El “número dos” del madurismo aseguró que el Gobierno no permitirá un “nuevo” Juan Guaidó, en alusión al ignoto diputado que en enero de 2019 se autoproclamó “presidente encargado” con el aval del Parlamento, por entonces controlado por la oposición. Guaidó contó con el inmediato reconocimiento de la administración de Donald Trump y fue acompañado luego por varios países dela UE y América Latina. La figura de Guaidó se desinfló con el correr de los meses al punto de convertirse apenas en un comentarista de X.
Para el Gobierno, es imposible que lo que entonces observaron como una farsa política pueda repetirse dos veces. “Nosotros sabíamos lo que iba a ocurrir. Y sobre Venezuela han caído todos los ataques del fascismo digital que no es más que tratar de imponer un criterio que sólo es de los intereses fascistas”, dijo Cabello. “¿Ustedes han escuchado en Venezuela alguna manifestación violenta hoy o hace dos días? No, en Venezuela todo está en paz, todo está tranquilo, pero claro los vendedores de humo quieren mostrar como que Venezuela está incendiada”.
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Amenaza represiva
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Casi tres semanas después de las elecciones, las nuevas marchas no solo expresan divergencias sobre los resultados sino en relación a las acciones del Estado para reprimir las protestas de descontento con la proclamación oficial de Maduro, y que dejaron 25 muertos, 192 heridos y más de 2.400 detenidos. El madurismo insiste de que las situaciones callejeras no fueron genuinas porque solo apuntaron a desestabilizar al Gobierno con asistencia extranjera. Esa línea argumental fue repetida por Cabello de cara al 17 de agosto, quien advirtió que sectores de la oposición planean incluso atentar contra el TSJ en vísperas de su veredicto. “¿Quién está detrás de eso? Alias la Sayo”, dijo, en velada alusión a Machado). “Es una terrorista que no le importa para nada su país. Prófuga de la justicia”.
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