Las familias de las víctimas del tiroteo en la escuela primaria Robb en Uvalde, Texas, están demandando a Activision y Meta, así como al fabricante de armas Daniel Defense.
Las familias que presentan las demandas están representadas por el abogado Josh Koskoff, quien anteriormente ganó un acuerdo de Remington para las familias de las víctimas del tiroteo en Sandy Hook. La demanda contra las empresas tecnológicas afirma: “Durante los últimos 15 años, dos de las empresas de tecnología más grandes de Estados Unidos… han colaborado con la industria de armas de fuego en un plan que hace que la campaña de joe camello Parece ridículamente inofensivo, incluso pintoresco”.
Específicamente, la demanda apunta a la popular franquicia de videojuegos “Call of Duty” de Activision, que describe como una “forma astuta de marketing”. [that] ha ayudado a cultivar una base de consumidores nueva y juvenil para el rifle de asalto AR-15”, y a Instagram, la aplicación de fotografías propiedad de Meta, que según la demanda “promulga a sabiendas reglas endebles y fáciles de eludir que aparentemente prohíben la publicidad de armas de fuego; de hecho, estas reglas funcionan como un manual para la industria de las armas”.
En una declaraciónActivision expresó su simpatía por las familias, pero dijo: “Millones de personas en todo el mundo disfrutan de los videojuegos sin recurrir a actos horribles”. Nos comunicamos con Activision y Meta para obtener comentarios adicionales.
Según la demanda, el tirador de Uvalde era un jugador de “Call of Duty: Modern Warfare” y también fue blanco de la publicidad de Daniel Defense en Instagram. (Meta prohíbe la venta de armas en sus plataformas, pero The Washington Post informó anteriormente que La empresa da 10 strikes a los vendedores de armas. antes de arrancarlos.)
“Los acusados están devorando a adolescentes alienados y escupiendo tiradores masivos”, argumenta la demanda.
Los políticos continúan debatiendo si los videojuegos promueven la violencia armada. Una revisión reciente del Stanford Brainstorm Lab examinó 82 artículos de investigación médica sobre el tema y concluyó: “la investigación y los estudios médicos actuales no han encontrado ningún vínculo causal entre los videojuegos y la violencia armada en la vida real”.