Home Tecnología El mar se está tragando este pueblo mexicano

El mar se está tragando este pueblo mexicano

48
0


“Por eso mi marido ya casi no sale. Hay que ir mar adentro”, dice Florencia Hernández, de 81 años, abuela de Otsoa y Ramón, conocido localmente como Pola. En una silla de ruedas rodeada de recuerdos –retratos en blanco y negro, anzuelos de plomo, el hilo de pescar que sostiene en sus manos– es el testigo más longevo de la transformación que ha experimentado su tierra. Aprendió el oficio de pesca en su juventud.

“Mi padre me enseñó. Como mi abuelo, él era pescador. Tenía un barquito de madera y me llevó cuando yo era niño”, dice Hernández mientras muestra un álbum de fotos. “Después pesqué con mi hermano Salvador. Yo era quien agarraba el motor. Salíamos de noche. Cuando me casé, acompañaba a mi marido. Me levantaba muy temprano en la mañana, dejaba la ropa lavada. y preparado para cuando regresáramos del trabajo del día, en poco tiempo llenaríamos cestas con pescado que venderíamos por la tarde”, dice.

Una barca abandonada en la comunidad pesquera de Las Barrancas México

Un barco abandonado en la comunidad pesquera de Las Barrancas, México.Fotografía: Seila Montes

Hernández y su esposo criaron a sus hijos con lo que ganaban en el mar. “El mar que me lo ha dado todo y ahora me lo quita todo”, dice con la voz entrecortada. En Las Barrancas viven cada día con el temor de la llegada de un huracán como Roxanne, que tocó tierra en 1995. “Yo tenía sólo 8 años pero lo recuerdo muy bien. Aquel pegó muy fuerte. Se llevó muchas casas”. “, dice Ramón.

Cambio climático y proyectos mal planificados

Entre las marejadas ciclónicas, el nivel del mar continúa aumentando gradualmente. En las aguas del Golfo de México, ese aumento es aproximadamente tres veces más rápido que el promedio mundial, según un estudio de 2023 publicado en Nature. “Esto podría deberse a la pérdida de hábitats importantes, como las praderas marinas y los arrecifes, barreras naturales que protegen la costa”, afirma Patricia Moreno-Casasola, bióloga del Instituto de Ecología.

“Aquí ya se han ocupado 100 metros de playa”, afirma Otsoa. “El impacto no ha sido sólo ambiental y sobre la pesca, de la que vivimos, sino que también ha tenido un gran impacto social. La playa era nuestra vía de comunicación con las demás comunidades vecinas”, explica la pescadora. El turismo que solía atraer su ciudad también ha disminuido.

“Mi madre tenía un pequeño puesto de comida en la playa que se llenaba en Semana Santa, un negocio que vendía snacks. Vivíamos de esos ingresos casi todo el año”, dice Ramón. Incluso se organizaban carreras de caballos en la playa.”



Source link

LEAVE A REPLY

Please enter your comment!
Please enter your name here