El 20 de mayo de 1992 siempre será una fecha especial para la memoria colectiva del barcelonismo. Ese día, en un estadio de la solera de Wembley, el FC Barcelona superó una pesadilla que le atormentaba desde hacía 31 años: la Copa de Europa. El equipo de Johan Cruyff acabó con los fantasmas del pasado y aprobó una asignatura que tenía pendiente desde 1961. Aquel día, cambió la historia del Barça para siempre.
La Copa de Europa se le había resistido al conjunto azulgrana en dos ocasiones y de una manera muy cruel. En 1961, en Berna, perdieron el título contra el Benfica (3-2) en una desgraciada final. Hasta cuatro balones estrelló el Barça contra la madera. El Barça tardó 25 años en volver a una final de la máxima competición europea. Fue en 1986, en el estadio Ramón Sánchez Pizjuán de Sevilla. Las circunstancias se alinearon con el equipo barcelonista: fortuna en el camino hacia la última cita, el escenario y el rival, el Steaua de Bucarest. Sin embargo, en otra noche marcada por el infortunio, el Barça volvió a salir lastimado al dejar escapar el título en una tanda de penaltis inverosímil: no convirtió ninguna pena máxima de los cuatro que lanzó.
Si las derrotas en Berna y Sevilla dejaron secuelas, la victoria en Londres dio un espaldarazo al equipo, que alargó su camino por los títulos con otras tres ligas (1992, 1993 y 1994). Y, como las finales de 1961 y 1986, la de 1992 pasó a la historia por un hecho destacado: el gol de Ronald Koeman. El futbolista neerlandés convirtió el único tanto del encuentro al transformar una falta en el minuto 111 que primero tocó Stoichkov para Bakero. El reloj marcaba las 22:36 horas.
El Barça fue un manojo de nervios en los últimos minutos de los 90 reglamentarios y el temor a un nuevo descalabro planeó sobre el césped y en la grada, poblada por unos 20.000 seguidores. En la prórroga, sin embargo, llegó el éxtasis. Nunca un gol se había gritado ni celebrado como el de Koeman por el significado que tuvo. Un gol que cambió la historia del FC Barcelona, que empezó a soñar a lo grande.
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Y así lo reflejó SPORT en una de sus portadas más emblemáticas a lo largo de sus 45 años de historia. ‘Campions d’Europa!’ en un fondo blaugrana y con declaraciones en exclusiva del autor del único tanto de la final: “Es el gol más importante de mi vida”, explicaba el defensa neerlandés.