Los movimientos de Joan Laporta en el FC Barcelona han traspasado las paredes del vestuario. Cuando todos daban por hecho que Xavi Hernández sería su técnico la próxima temporada, las informaciones que apuntan a lo contrario han provocado un desconcierto general.
A una semana de acabar la Liga, la plantilla no sabe si Xavi les dirigirá el próximo ejercicio. Los que creían contar con su continuidad asegurada por la confianza del míster, ahora tienen dudas, mientras que los que se veían fueran no saben qué será ahora de su futuro.
Deco ha intervenido directamente con los representantes de los jugadores para trazarles sus guías de futuro. El director deportivo ha marcado su autoridad, pero los futbolistas también desean el visto bueno del técnico y a finales de mayo desconocen quién les mandará en el próximo ejercicio.
Joan Laporta ha decidido tomarse una semana de reflexión que no ha hecho más que aumentar la incertidumbre. En el vestuario todos querrían saber cómo será el proyecto deportivo de la próxima campaña y no sufrir bandazos de forma constante.
Postura con Xavi
[–>
Respecto a Xavi también existe una nebulosa en la caseta. Los futbolistas han optado por ser profesionales, entregarse al máximo y sacar los partidos adelante, aunque no fueran con brillantez.
Lógicamente, los que juegan poco o han visto menguado su protagonismo, no están precisamente contentos con el míster. Todo lo contrario del grupo de titulares o, sobre todo, los jóvenes que han tenido la oportunidad de ascender al primer equipo.
El trabajo de los capitanes no ha sido nada sencillo parar lograr que los diferentes grupos del vestuario no se distanciaran. Los españoles, especialmente, han remado en este sentido para que los extranjeros, con Lewandowski como cabeza visible, no se sintieran ninguneados.
El papel clave de los jóvenes
[–>
La alegría de los jóvenes ha sido otro factor fundamental para acabar la temporada con dignidad. Lamine, Cubarsí, Héctor Fort o Marc Guiu aprovechan cada minuto como si fuera el último y han jugado con la misma ilusión para ser segundos que si estuviera en juego un título.
[–>
Ante tanto nerviosismo en el entorno, Xavi Hernández, con la ayuda de los capitanes, ha logrado casi un milagro como es que el equipo fuera a una en los peores momentos. La familia que pregona el técnico no se ha roto, aunque Joan Laporta no lo ha puesto nada fácil con sus enfados y prontos.