DEIR AL-BALAH, Franja de Gaza — Un ataque aéreo israelí mató a 27 personas en el centro de Gaza, en su mayoría mujeres y niños, y los enfrentamientos con Hamás se extendieron por todo el norte el domingo mientras los líderes de Israel ventilaban divisiones sobre quién debería gobernar Gaza después de la guerra, ahora en su octavo mes.
El primer ministro Benjamín Netanyahu enfrenta críticas de los otros dos miembros de su Gabinete de Guerra, y su principal rival político, Benny Gantz, amenaza con abandonar el gobierno si no se crea un plan antes del 8 de junio que incluya una administración internacional para la Gaza de posguerra.
El asesor de seguridad nacional de Estados Unidos, Jake Sullivan, se reunió con Netanyahu y otros líderes israelíes el domingo para discutir un ambicioso plan estadounidense para que Arabia Saudita reconozca a Israel y ayude a la Autoridad Palestina a gobernar Gaza a cambio de un camino hacia un eventual estado.
Netanyahu se opone a la creación de un Estado palestino y ha rechazado esas propuestas, diciendo que Israel mantendrá un control de seguridad indefinido sobre Gaza y se asociará con palestinos locales no afiliados a Hamás ni a la Autoridad Palestina respaldada por Occidente.
El ultimátum de Gantz expresaba su apoyo a la normalización de los lazos con Arabia Saudita y otros países árabes, pero también decía: “no permitiremos que ninguna potencia externa, amistosa u hostil, nos imponga un Estado palestino”.
La retirada de Gantz no derrocaría al gobierno de coalición de Netanyahu, pero lo dejaría más dependiente de los aliados de extrema derecha que apoyan la “emigración voluntaria” de palestinos de Gaza, la ocupación militar total y la reconstrucción de los asentamientos judíos allí.
Incluso cuando las discusiones sobre el futuro adquieren nuevo peso, la guerra continúa. En las últimas semanas, Hamas se ha reagrupado en partes del norte de Gaza que fueron intensamente bombardeadas en los primeros días de la guerra y donde operaban tropas terrestres israelíes.
El ataque aéreo en Nuseirat, un campo de refugiados palestinos en el centro de Gaza que se remonta a la guerra árabe-israelí de 1948, mató a 27 personas, entre ellas 10 mujeres y siete niños, según los registros del Hospital de los Mártires de Al-Aqsa en la cercana Deir al- Balah, que recibió los cuerpos.
Otro ataque en una calle de Nuseirat mató a cinco personas, según el servicio de emergencia de la Media Luna Roja Palestina. En Deir al-Balah, un ataque mató a Zahed al-Houli, un alto oficial de la policía dirigida por Hamas, y a otro hombre, según el hospital.
Los palestinos informaron de más ataques aéreos y intensos combates en el norte de Gaza, que ha estado en gran medida aislada por las tropas israelíes durante meses y donde el Programa Mundial de Alimentos dice que se está produciendo una hambruna.
La Defensa Civil dijo que los ataques alcanzaron varias casas cerca del hospital Kamal Adwan en Beit Lahiya, matando al menos a 10 personas. Las imágenes de los rescatistas los mostraron tratando de sacar el cuerpo de una mujer de los escombros mientras las explosiones resonaban de fondo.
En el cercano campo de refugiados urbano de Jabaliya, los residentes informaron de una fuerte ola de artillería y ataques aéreos. Abdel-Kareem Radwan, de 48 años, dijo que todo el lado oriental se ha convertido en una zona de batalla donde los aviones de combate israelíes “golpean todo lo que se mueve”.
Mahmoud Bassal, portavoz de la Defensa Civil, dijo que los rescatistas habían recuperado al menos 150 cadáveres, más de la mitad de ellos mujeres y niños, desde que Israel lanzó la operación en Jabaliya la semana pasada.
Israel lanzó su ofensiva después del ataque de Hamás del 7 de octubre, en el que combatientes irrumpieron en el sur de Israel, matando a unas 1.200 personas, en su mayoría civiles, y secuestrando a unas 250. Los dolientes se reunieron el domingo para el funeral de uno de los cuatro rehenes muertos en el ataque cuyos cuerpos fueron encontrados recientemente por tropas israelíes en Gaza.
La guerra ha matado al menos a 35.000 palestinos, según el Ministerio de Salud de Gaza, que no distingue entre combatientes y civiles. Alrededor del 80% de la población de 2,3 millones de palestinos ha sido desplazada dentro del territorio, a menudo varias veces.
“Necesitamos una vida decente para vivir”, dijo Reem Al-Bayed, quien abandonó la ciudad de Gaza y se refugió con miles de personas en el campamento costero de Muwasi, en el sur, sin instalaciones básicas como pozos. “Todos los países viven una vida digna excepto nosotros”.
Se sirvió un rápido bocado de pan antes de partir el resto en pedazos para media docena de niños y luego les sirvió una lata de frijoles.
Israel dice que trata de evitar dañar a los civiles y culpa del alto número de muertes a Hamás, que, según afirma, opera en densas zonas residenciales.
Los críticos de Netanyahu, incluidos miles de manifestantes israelíes, lo acusan de prolongar la guerra y rechazar un acuerdo de alto el fuego para evitar un ajuste de cuentas sobre las fallas de seguridad que llevaron al ataque.
Las encuestas muestran que Gantz, un político centrista, probablemente sucedería a Netanyahu si se celebran elecciones anticipadas. Eso expondría a Netanyahu a ser procesado por acusaciones de corrupción de larga data.
Netanyahu niega cualquier motivo político y dice que la ofensiva debe continuar hasta que Hamas sea desmantelado y los aproximadamente 100 rehenes retenidos en Gaza y los restos de más de 30 más sean devueltos. Ha dicho que es inútil discutir los acuerdos de posguerra mientras Hamas todavía está luchando porque han amenazado a cualquiera que coopere con Israel.
Netanyahu también enfrenta la presión del aliado más cercano de Israel, Estados Unidos, que ha brindado ayuda militar crucial y cobertura diplomática para la ofensiva mientras expresa una creciente frustración con la conducta de Israel en la guerra y la crisis humanitaria.
La administración del presidente Joe Biden detuvo recientemente un envío de 3.500 bombas y dijo que Estados Unidos no proporcionaría armas ofensivas para una invasión a gran escala de la ciudad de Rafah, en el sur de Gaza, citando temores de una catástrofe humanitaria.
Pero la semana pasada, después de que Israel lanzara lo que llamó una operación limitada en Rafah, la administración Biden dijo a los legisladores que seguiría adelante con la venta de armas por valor de mil millones de dólares, según asistentes del Congreso.
La Autoridad de Cruces Palestinos dijo en un comunicado que la ayuda humanitaria no ha ingresado a través del vital cruce fronterizo de Rafah con Egipto desde que comenzó la operación militar hace casi dos semanas.
Magdy informó desde El Cairo y Krauss desde Jerusalén.
